viernes, 28 de mayo de 2010

South Island, Nueva Zelanda


Isla del Sur, en Nueva Zelanda, se nos presenta con unos paisajes de una fantasía increíble, en general inexplorados. Un mundo donde hombre y naturaleza viven en perfecto equilibrio.
El resplandor que se percibe al otro lado de las hojas de los helechos gigantes anuncia un ocaso luminoso tras una jornada que ha sufrido el repicar constante de la lluvia. Todo aquí rezuma humedad, generosa linfa vital de este ambiente de pecado original: una floresta densa, con un sotobosque compuesto por miríadas de helechos que no dejan ningún espacio entre sus frondas, como si fueran enormes canalones puestos ahí para recoger el agua de la lluvia.
Paseando entre los lagos y recorriendo los valles de arriba a abajo, se van descubriendo las continuas transformaciones de un paisaje que no tiene ni un solo lugar que uno pueda pasar por alto. Claro que hay algunos lugares que son especiales y que se imponen como auténticos monumentos de la naturaleza, quedándose grabados de una forma indeleble en la memoria.